DOGMAS NEO LIBERALES EN EL CAMPO: CONSERVACIONISMO Y SUSTENTABILIDAD
Revirtiendo la destrucción neo liberal en las zonas áridas
Revirtiendo la destrucción neo liberal en las zonas áridas
Hasta antes del inicio del periodo de gobiernos neoliberales en México en diciembre de 1982, las zonas áridas ocupaban el 50% del territorio nacional de unos 196 millones de hectáreas y una superficie cultivable de 15 millones 167 mil hectáreas. Se consideraba en ese tiempo que otros 6 millones de hectáreas “incultas” o “susceptibles” de ser cultivadas , se podrían agregar al total de tierras cultivables para así ampliar la frontera agrícola. De ese total 4 millones 660 mil hectáreas estaban bajo riego. A partir del inicio del periodo neo liberal EN 1983, organismos como la FAO, el BM, el WWF o la misma Sagarpa, fueron introduciendo algunos dogmas al campo, el de la “sustentabilidad” de los proyectos y la “conservación” de los suelos, la flora y la fauna en forma fija como propósito central y no la producción y el bienestar de sus habitantes. Es decir, el dogma de la inmovilidad y de la supuesta escases de recursos fijos. Como resultado de esto se promovió el desarrollo de especies “propias” ( Nopales y lechuguilla en lugar de maíz o trigo y conejos, liebres o gusanos en lugar de ganado bovino o porcino, por ejemplo) de las regiones áridas o semiáridas y la “conservación” vía racionamiento de los recursos hidráulicos a la siembra o la ganadería, abandonando el principio del DESARROLLO de las regiones por la vía de la incorporación de AGUA TRASLADADA desde otras regiones o la explotación de mantos profundos, o la DESALINIZACION con el propósito de ampliar la frontera agrícola y pecuaria del país. Hoy que el presidente electo AMLO ha llamado a buscar la autosuficiencia alimentaria o al menos la seguridad alimentaria produciendo el 75% de nuestro consumo de alimentos, y ha dicho también, que el PERIODO NEO LIBERAL YA TERMINO, es necesario abandonar sus dogmas y mantras conservacionistas y de escases de recursos, para así convertir zonas áridas a la alta producción de alimentos y granos y abandonar el enfoque de los “cultivos propios de la región” que han mantenido a la población de esas regiones, presentes en 26 estados de la república, en la pobreza extrema en la mayoría de los casos. Incorporando las zonas áridas y semiáridas al desarrollo dejarán de ser una carga para el país y pasarán a contribuir con la gran meta de producir nuestros alimentos. Para ello debemos utilizar todos los recursos posibles de forma similar a lo que han hecho países como Israel, Arabia Saudita o la Costa de California con condiciones similares a las nuestras: Desalinización; Reciclaje de aguas; perforación profunda en busca de mantos fósiles; riego por goteo; almacenaje de aguas, captura in situs de lluvias; traslado de aguas por la vía de acueductos etc. Igualmente rehabilitar la infraestrcutura existente en presas, canales y almacenaje, así como la construcción de nuevas presas en las grandes avenidas de nuestros ríos todavía casi inexplotados hasta la actualidad. Esto más la eliminación de los intentos de privatizar el agua y el regreso de la protección al campo con de los precios de garantía, la industria de fertilizantes, el sistema de almacenes y de comercialización por parte del estado, permitirá florecer a las zonas áridas, muchas de ellas con la mejor vocación agrícola de entre todas las regiones, logrando grandes volúmenes de producción de alimentos.
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